KUTXA BELTZA: Joseba Irazoki eta Lagunak (sala superior)
Dia/Hora
21/02/2019
Jueves
20:00
En la sala superior. Las puertas y la taquilla se abrirán a las 19:30.
Anticipada: 10 € + gastos de distribución* (Kafe Antzokia, www.kafeantzokia.eus, Ticketea)
Taquilla: 12 €*
*Los menores de 18 años podrán entrar acompañados de padre/madre o tutor legal.
Kutxa Beltza:
JOSEBA IRAZOKI eta LAGUNAK
Presentado su nuevo disco «Zu ahal zara?«.
Conocí personalmente a Joseba Irazoki el 7 de octubre de 2011. Fue en Tolosa (Gipuzkoa), en el centro social Bonberenea en el que, además de las múltiples actividades que se desarrollaban, tenía su centro de operaciones Karlos Osinaga (Lisabö) como productor en el estudio situado en la planta superior. Un grupo de gente habíamos creado pocos meses antes la plataforma digital Fundación Robo, con la que tratábamos de visibilizar la dimensión social de la música que se estaba creando en aquella época en el estado español, y Bonborenea era el lugar ideal para grabar una adaptación al castellano de la mítica “This Land Is Your Land” (“Esta tierra es nuestra”) de Woody Guthrie como declaración de intenciones de la plataforma. Roberto Herreros (músico, activista y gran amigo) y yo pegeñamos la versión del tema, y entre Karlos y él sugirieron que Joseba participara en la grabación tocando el banjo. Yo lo conocía como guitarrista de Atom Rhumba, pero recuerdo que Roberto me dijo: “Joseba es capaz de hacer sonar estupendamente cualquier cosa que tenga cuerdas”.
Desde aquel día, hace algo más de 7 años, he tenido la oportunidad y la tremenda suerte de contar con Joseba Irazoki como compañero y como amigo, de conocer su magnitud como músico (comprobando que Roberto estaba en lo cierto) y de descubrir en él además una faceta autoral que alcanza su epítome en este Zu Al Zara? (Bidehuts, 2018) que firma con su banda Lagunak, al igual que en anteriores trabajos. Con ella Irazoki despliega su universo sonoro fundiendo desarrollos instrumentales apabullantes y por momentos violentos con un cancionero que se mueve entre la delicadeza y la rabia, haciendo gala de un tratamiento vocal precioso e inquietante; sorprendente al fin. Puede ser que exista en Euskal Herria un triángulo sónico en cuyos vértices estén Lisabö, Mursego y Joseba Irazoki eta Lagunak que delimite un océano en el que se cruza la vanguardia musical con el rock contemporáneo y la tradición folk, todo ello en un sentido tan amplio que solo se puede imaginar adentrándose en las obras de artistas como estos. Zu Al Zara? posee además una dimensión lírica cruda y hermosísima que fluye verso a verso y canción a canción. Hay, me atrevería a decir, un concepto que planea sobre todo el álbum: el de la libertad ansiada por el músico, una libertad que todos los que nos dedicamos a esto perseguimos afanosamente aunque es por naturaleza una libertad imperfecta. Pero es nuestra libertad, la de los que amamos la música -haciéndola o simplemente escuchándola-, todos reconociéndonos en nuestras taras, cojos, miopes o dementes. En un mundo en el que “ellos producen” y “yo te doy lo que he creado”, en el que la música no se consume, se disfruta. Uno en el que no competimos porque sabemos lo mucho que nos necesitamos. Por eso resulta tan natural que la sensibilidad del músico beratarra le lleve a cantarle al libertarismo, haciéndole un guiño a Lucio Urtubia, homenajeando a Durruri y recordando en un verso que vale por mil los miserables asesinatos de los miembros de los comandos autónomos anticapitalistas en Pasaia hace 38 años, haciéndonos saber que cantar y tocar es resistir y buscar la libertad. Si yo fuera un periodista musical muy vago y tuviera que etiquetar este disco, hablaría de rock psicolibertario.
Dice Joseba Irazoki en uno de los temas del disco que el castigo es convertirse a la voz del poder, y también que el castigo es la normalidad. El premio es la capacidad que tienen estas canciones para volar altísimo, el premio es conseguir hacer un disco en el que nada es punitivamente normal, en el que nada es ordinario. Zu Al Zara? es un álbum extraordinario. Imperfectamente extraordinario, como lo son nuestras vidas en sus momentos más maravillosos, y en los más duros también.
Texto: Nacho Vegas, «La Cojera Del Cantor»